Sí, ya es verano. Pero también es Nueva York.
El verano empezó. Oficialmente. El calendario lo confirma, el sudor también. Los cuerpos empiezan a pegarse en el tren, los aires acondicionados fallan en los lugares donde más se los necesita. Alguien ya dijo que prefiere el calor al frío y alguien ya se arrepintió.
En teoría es el momento feliz del año. Sandalias, festivales, frutas cortadas en la calle. Pero estamos en Nueva York y aquí el verano no es una estación sino una advertencia.
El calor no es tropical ni invita a relajarse; es doméstico, pegajoso, resentido. Se acumula en los techos, se filtra en las estaciones de metro, se encierra en los pasillos sin ventanas, se muestra como otra cara de la desigualdad estructural. No refresca de noche. No perdona de día. En agosto ya no hay metáfora que resista.
Pero todavía no. Ahora estamos en la parte buena. Esa franja breve donde se puede caminar sin descomponerse. Las terrazas todavía parecen una buena idea. Los ventiladores aún funcionan. Nadie apareció muerto en una parada de autobuses. Ninguna escuela canceló las clases por falta de refrigeración. La ciudad no ha empezado a derretirse del todo. Todavía.
Claro que hay encanto. El encanto es real. Las risas en la calle, los vestidos livianos, el olor de las primeras barbacoas ilegales en parques mal iluminados. Pero es un encanto con fecha de vencimiento. Lo sabemos. Y eso lo hace mejor. O más triste. O más neoyorquino.
Así que sí. Empezó el verano. Hagan lo que puedan con eso.
Esta semana en New York Diario hablamos de encuestas, teléfonos, ICE y webmasters. ¿Y las elecciones locales? Se lo debemos. O no.
Historias de la semana
A la memoria del webmaster
La web temprana era excluyente, elitista, muchas veces fea. Pero también era rara. Rara como son raras las culturas antes de ser mercantilizadas. El webmaster era un guardián, sí, pero también una figura de transición atrapada entre jerarquías mediáticas viejas y regímenes digitales nuevos. El título en sí era una fanfarronería nerd (maestro de la web), una promesa de dominio técnico con un dejo de misticismo. Si parecía antiguo incluso en su mejor momento es porque la web siempre estuvo acelerando hacia algo más frío, más pulido y mucho más educado. Ahora tenemos herramientas más fáciles, más seguras y mucho más aburridas. Un sitio hecho en Wix carga más rápido, sí, pero no tiene alma. Y nadie llama “maestro de la web” al soporte técnico.
¿Por qué recibo tantas encuestas políticas en mi teléfono?
Tu teléfono vibra. ¿Será un amigo que te invita a un happy hour? ¿Tu pareja compartiendo esa canción que no puede dejar de escuchar? ¿Tu compañero de trabajo enviándote un TikTok? ¡No! Es una encuesta que te pide tu opinión sobre temas de las elecciones locales. Si estás recibiendo estos mensajes, aquí te explicamos por qué y qué hacer cuando te lleguen.
Dejar testimonio y mantenerse alerta
Cinco años después de la muerte de George Floyd, el poder de la evidencia visual sigue siendo innegable. El testimonio afroamericano sentó las bases. En 2025 esa tradición continúa a través del lente de los periodistas móviles latinos. Sus imágenes exponen poderosos ecos: redadas de ICE y exceso de vigilancia policial, jaulas en la frontera y cárceles urbanas, una puerta derribada al amanecer y una rodilla en un cuello. Al igual que los afroamericanos antes que ellos, las comunidades latinas están usando teléfonos inteligentes para protegerse, documentar y responder. Aunque significa arriesgarse a represalias o arresto, muchos siguen filmando, porque lo que no se registra puede ser borrado.
De la semana anterior
Tom Cruise y el pacto del cine
Tom Cruise no ama las películas. Ama hacer películas, que es otra cosa. Es trabajo, repetición, gravedad. Su carrera tiene la curva narrativa de alguien que malinterpretó el método y nunca se detuvo. Quiere que sientas la caída, el giro, la presión del viento en la cara como consecuencia del presupuesto y la obsesión. No actúa el salto: salta. De verdad. Y por eso le perdonamos la locura. Porque en un mundo donde “contenido” nombra tanto un TikTok como un documental de diez capítulos, él todavía cree en el cine. No en las historias. No en las tramas. En el cine. Luz, movimiento, esfuerzo. El cine como pacto.
Gatos negros y calendarios rotos
El problema con la mala suerte del Viernes 13 no es que creamos en ella, sino que la necesitamos. La superstición no es una creencia; es una interfaz. Una forma de metabolizar el ruido de la vida moderna en algo legible. Llámala medieval. Pero no la llames obsoleta. Si acaso, en este siglo algorítmico, nunca la hemos necesitado más.
Del archivo
El museo viviente de Nueva York
El centro psiquiátrico Creedmoor alguna vez fue un mundo en sí mismo: a fines de la década de 1950 albergaba a unos 7000 pacientes que cultivaban, criaban ganado y vivían en sus terrenos de 300 acres. Tenía cocinas gigantes, gimnasios, incluso un teatro y una central eléctrica. Pero la indignación por las condiciones dentro de las superpobladas instituciones mentales, además de una nueva generación de drogas psicotrópicas, finalmente vaciaron a Creedmoor. Cuando el ex psicólogo de Creedmoor, el doctor Janos Marton, y el artista polaco Bolek Greczynski cofundaron el estudio de arte y museo en 1983, sólo quedaban 1300 pacientes hospitalizados en el desolado campus. Ahora, el Living Museum es una cosa diferente.
La conquista publicitaria
Las publicidades están en todas partes. En la autopista, las carreteras, los trenes, el metro y los aviones; en los baños públicos, las fachadas de los edificios, las redes sociales, el correo electrónico, las aplicaciones del teléfono y, por supuesto, en diarios y revistas, sea en el formato impreso o digital (de seguro estás viendo una publicidad aquí mismo). Hay publicidades en la sala de espera del médico, la llevamos impresa en la ropa, la escuchamos en la radio y la televisión, interrumpe la música de Spotify y los videos de YouTube (excepto que pagues por no escuchar publicidades), está en casa, en tiendas y en la zona de embarque de un aeropuerto. Nuestros dispositivos tecnológicos, autos, vestimenta, hasta nuestras universidades y ciudades, todo es un logo, una marca, una publicidad, un producto o un servicio a la venta. ¿Entonces qué?
La anorexia no es una enfermedad terminal
La anorexia tiene una de las tasas de mortalidad más altas de cualquier enfermedad psiquiátrica. Las personas con anorexia tienen 18 veces más probabilidades de morir por suicidio que sus pares. Menos de la mitad de las personas con anorexia se recuperan por completo. Esto refleja tanto la tenacidad de la enfermedad como el fracaso médico para tratarla. Cuando los psiquiatras sugieren que tal vez algunas personas no puedan recuperarse y que se les debería permitir dejar de intentarlo, están eludiendo su propia responsabilidad. Lo que deberían decir en cambio es que la medicina necesita mejorar.
Y hasta aquí llegamos esta semana. Esperamos vernos en la próxima.
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