Hola. Esperamos que se encuentren muy bien. Gracias por acompañarnos otro domingo. Les escribimos desde Nueva York. Una ciudad mojada. Y fría. También ventosa. E inundada. ¿Y entonces? Lo de siempre. Pero no nos quejamos. Al final, después, siempre sale el sol.
Esta semana en New York Diario repasamos la historia de uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, el Chrysler, al que pronto habrá que señalar con un puntero laser para verlo; conocemos otra historia de identidad en una ciudad con demasiadas identidades, donde tu apellido quizás no lo diga todo; y como todavía vemos gente acarreando árboles navideños, nos preguntamos si, desde el punto de vista de la sustentabilidad, es mejor uno natural o uno artificial.
Historias de la semana
La precaria historia del edificio Chrysler
Rodeado de gigantes, el edificio Chrysler hoy parece casi diminuto. Sin embargo, tal vez ningún otro edificio de Nueva York atraiga tanta admiración. Su historia, que va de la Gran Depresión a los paradigmas posteriores a los ataques del 11-S, es a la vez trágica y excepcional: pasó lo que tenía que pasar con algo tan bello y tan esnob y tan perfecto.
Tienes que ser culturalmente competente
La identidad no siempre es nítida. Una identidad es más que un apellido, un color de piel, una bandera, una colectividad. Pero a veces también puede ser eso. ¿Y cómo se transita la identidad según las rígidas categorías pedagógicas del sistema educativo? No con mucha facilidad, a veces.
¿Es más sustentable talar un árbol navideño natural o comprar uno de plástico?
Cada año, en este país, se compran entre 35 y 50 millones de árboles de Navidad, y muchos más sacan un árbol artificial del desván o la baulera. En total, alrededor de tres cuartas partes de los hogares estadounidenses suelen tener algún tipo de árbol navideño. La gente suele preguntarse qué es más sustentable: ¿un árbol real o uno artificial? Es un gran debate y la respuesta depende de a quién le preguntes y qué factores consideres. Una pregunta más útil es: ¿Cómo encuentro el árbol más sustentable del tipo que quiero conseguir?
De la semana anterior
Los verdaderos primeros residentes de Nueva York
Cuando los holandeses llegaron en el siglo XVII a lo que hoy es la ciudad de Nueva York, sus encuentros con los pueblos indígenas, conocidos como los Lenape, fueron, al principio, mayoritariamente amistosos, según los registros históricos. Los Lenape ayudaron a dar forma a la geografía de la actual ciudad de Nueva York, pero los vestigios de su legado prácticamente han desaparecido. En una de las ciudades más diversas de Estados Unidos, es revelador que haya pocos neoyorquinos nativos. Sin embargo, hoy en día algunos Lenape están trabajando para devolver su herencia a la ciudad.
Así se adaptan las especies para sobrevivir en la ciudad
Las ratas marrones en la ciudad de Nueva York podrían estar evolucionando para tener filas de dientes más pequeños. Peces diminutos en el este de los Estados Unidos se adaptaron para prosperar en aguas urbanas contaminadas. Los pájaros cantores en Europa y los búhos en Argentina muestran evidencia de selección natural en genes asociados con la cognición. En todo el mundo, los seres vivos están evolucionando de manera diferente en las ciudades que en el campo que las rodea. Todos son ejemplos de evolución urbana: cambios genéticos que pueden ayudar a los seres vivos a adaptarse a la vida en entornos de grandes ciudades.
Del archivo
Repensar la gentrificación
Cuando pensamos en gentrificación, a menudo pensamos en cómo se transforman la demografía y el paisaje de un vecindario. Los bloques de apartamentos de lujo reemplazan a las viviendas unifamiliares. Los cafés de moda reemplazan a los negocios independientes. Familias adineradas y empresas a menudo expulsan a los residentes de larga data que no pueden permitirse el lujo de quedarse. Más recientemente, quedó claro que la gentrificación tiene efectos dramáticos en las comunidades racializadas en particular. Esas áreas se convierten en un entorno que satisface las normas, gustos y sensibilidades de gente blanca de clase media alta. Al mismo tiempo, lo que se percibe como «auténtico» o «étnico» a menudo actúa como un refuerzo de la gentrificación y las culturas locales, ya expulsadas, devienen en mercancías y marcas ciudad. Basta pasarse por Crown Heights, aquí en Brooklyn.
Carne cruda
Dicen que el mejor filete tártaro de la ciudad se sirve en Estela, un restaurante con su estrellita Michelin. Ya deben saber que lo importante del platillo es que la carne está cruda (y si no, ya se enteran). Antes de los restaurantes y antes de las estrellitas Michelin, y durante millones de años, los vaivenes evolutivos nos permitieron, y nos impidieron, masticar carne cruda. Probemos, pues, el típico gusto neoyorquino en antropología biológica.
Y hasta aquí llegamos esta semana. Esperamos vernos en la próxima. ¿La próxima ya es Navidad? Vaya, se pasó rápido.
Si no lo hicieron y tienen ganas, pueden suscribirse a esta newsletter:
También pueden conectarnos en Facebook, Twitter e Instagram. O, simplemente, ir a las fuentes: cada domingo, en New York Diario, habrá algo que leer mientras toman un café donde sea que estén. Buena semana.